Christopher y Yasira

Erase una vez… Christopher y Yasira

Recibí una llamada desde Inglaterra y oigo… “Prima me caso”, no lo podía creer, la pequeña de la familia se casaba.

Esto me hizo pensar en lo rápido que pasa el tiempo. No hace tanto jugábamos en el parque con las muñecas y, ¡ahora me dice que se casa!. Aunque sólo nos llevamos dos años, para mí siempre será la niña. Supongo que a todos nos pasa igual con nuestros hermanos pequeños, porque Yasira es eso, una hermana pequeña. Siempre hemos estado juntas y crecimos unidas, pero su futuro no estaba aquí, aún así cuando viene es como si nos hubiéramos visto ayer, las cosas no cambian entre nosotras, aunque la vida si.

Su futuro estaba en Inglaterra donde conoció a Chris, que sólo habla unas pocas palabras en español, (aunque entiende casi todo), tiene un humor socarrón que a veces te sorprende, es correcto, educado y con una vida muy interesante, son perfectos el uno para el otro, viven solos en Inglaterra y creo que eso hace que entre ellos exista un vínculo muy especial.

Comienzo así a escribir un nuevo cuento, un cuento muy especial, el de mi niña.

¿Por donde empezar?… Tenemos un año por delante y en la distancia vamos intercambiando ideas. Cuando hace el primer viaje miramos las iglesias, el lugar de la celebración, el catering… y así, va pasando el tiempo. Cada vez que viene unos días concretamos algo más, decoración, regalos para los invitados, diseño de imprenta, fotógrafo… a pesar de ser una boda muy íntima, con apenas sesenta invitados, tenía un añadido, la mayoría venían de fuera, Italia, Sudáfrica, Escocia… Así que, había que tener algunas cosillas en cuenta, hoteles, vehículos para el trasladado, peluquería y todo lo que necesitasen para que estuvieran cómodos.

Y como pasa siempre, sin darte cuenta llega la fecha esperada, la boda de Yasira y Christopher, en un caluroso pero espectacular día de agosto. A las ocho de la mañana ella estaba en mi casa porque, aunque se vestía en casa de su madre, decidió que se maquillaría y peinaría en la mía, me encantó verla y poder compartir ese momento con ella. ¡Preciosa, estaba sencillamente preciosa!

Todo fue como lo habíamos planeado, como se había escrito. No importa el esfuerzo de todos esos meses, ni las carreras de un lado a otro buscando cada detalle, cada palabra de este cuento, todo vale la pena cuando los ves. Es increíble esa sensación que no dejo de tener en cada boda, quizás más en ésta, por ese lazo tan especial que me une y me unirá toda la vida a “mi Churris”. ¡¡Como adoro mi trabajo!!

Hubo sorpresa, su hermana Vanessa, la mayor de nosotras, entró con su Rondalla y, con ella, los trajes típicos y canciones de nuestra tierra .Los invitados sorprendidos, se llevaron, quizás sin quererlo, un pedacito de nuestra cultura, de nuestras raíces. Fue un momento realmente bonito entre las dos hermanas, su pequeño y único momento. Yo desde la distancia las veía abrazadas y emocionadas, siempre las he visto tan diferentes y al mismo tiempo con algo en común, unos valores y una fuerza que me hace estar orgullosas de ellas.

Siempre que termino de relatar una boda o, como yo las llamo, un cuento, expreso un deseo para los novios y esta vez, si me lo permitís, ese deseo queda en secreto, un secreto que comparto con una persona muy especial para mi, que nos enseñó desde pequeñas que, pasase lo que pasase en nuestras vidas, siempre nos mantendríamos unidas. Ella nos dejó unos meses antes, mi Abuela, así que, ¡Abuela, donde quiera que estés, haz que se cumpla mi deseo para ellos!

¿Qué mejor manera de terminar un nuevo cuento?… o quizás sólo comience.